martes, marzo 06, 2007

Peña

Antes de entrar en materia quiero establecer que no soy admirador del perredeismo actual, ni pondero como positivos los tres gobiernos blancos post-Balaguer (Mención especial para la seriedad del siempre honesto Antonio Guzmán), tampoco soy dado a endiosar seres humanos, mucho menos cuando estos cometen muchos errores durante su vida; pero como honrar honra hoy quiero dedicar unas cuantas líneas a uno de los hombres que más ha influido en mi manera de ver la vida del pueblo que me ha tocado llamar patria.

Dentro de nuestra jungla política nacional, llena de víboras, ratas y buitres sobresalen tres figuras que lograron por diversas razones gravitar y dirigir a las jaurías que hasta hoy dominan esa selva democrática. Una de esas tres figuras (Coincidencialmente el único que no alcanzo la presidencia) Nació aparentemente en la frontera dominicana cuando su madre de origen Haitiano huía de la persecución desatada por el Trujillismo en 1937, luego de vivir en la más extrema pobreza y sobrevivir casi de milagro a muchísimas situaciones calamitosas este joven logra terminar sus estudios secundarios y en el año 1961 se une al Partido Revolucionario Dominicano en su área de comunicación y ayuda a difundir el mensaje del Maestro en la campaña previa a las elecciones de 1962, logrando junto al PRD y Bosch alcanzar el gobierno en el año 1963, siendo parte del gobierno efímero y utópico del prócer de La Vega.

Luego del septiembre negro de 1963 Peña se mantiene en el país sufriendo atentados contra su vida y dirigiendo el programa de radio Tribuna Democrática órgano radial del PRD, desde el cual se casa con la gloria en Abril (¡Ay, Abril!) cuando con su voz clama en el desierto y hace que la patria reviva por unos cuantos meses. Lo que viene después todo el mundo lo conoce: 12 Años, Intentos de matarlo, separación de Bosch, Llegada del PRD fratricida al poder, Luchas de Intereses, Perdida del Poder, Campaña Sucia, Fraudes Electorales, Errores políticos que lo llevaron por desprendimientos a perder el poder y finalmente su muerte provocada por sus enemigos de afuera y también dentro de su propio PRD amado.

Como esto no es una clase de historia, ni un recordatorio de las obras de Peña, mi interés más que todo es decir que aunque me considero un demócrata y respeto la libertad de expresión a rajatabla (Solo hay que leer las irreverencias que digo), también tengo el derecho por esa misma libre expresión de cuestionar a aquellos que todavía hoy se atreven a decir que el nombre de Haití debe tener el nombre de JFPG, Haití debe llamarse como sea menos Peña Gómez, lo cierto es que la nacionalidad de un hombre no la determina el color de su piel, ni su lugar de nacimiento, ni su sangre, la nacionalidad se gana con el sentimiento, con los actos; y por sus actos Peña, con todos sus errores, merece de una vez y por todas que no se ponga en entredicho las cosas que hizo por esta tierra, las cosas que hizo para que el señor Priego disfrute hoy de esa misma libertad de expresión que le permite decir que lo quiere; por esa libertad es que me permito expresar mi repudio a lo sucedido hoy (día del nacimiendo de José Francisco por cierto), no sin antes confesarme admirador de Boquechivo y Diógenes; por lo cual aspiro que Harold acepte las criticas como parte del libre juego de la difusión del pensamiento y no como un “atentado contra libertad de prensa”.

Finalmente fuera de las controversias, Peña junto a Bosch representa todo lo que pudo haber sido y no fue para nuestra patria, son esa parte nostálgica que nos sale entre copas en cualquier bar o colmadon, cuando nos detenemos a filosofar sobre el destino de nuestra patria si ese septiembre negro no se hubiese producido, o si por casualidad el abril glorioso nos hubiera durado un poco más. Al terminar el día Peña seguirá siendo Peña, querido por algunos, siempre repudiado por otros, definitivamente su cruz de haber nacido negro como el color de la noche y de que por sus venas corriera sangre no Dominicana, lo persigue hasta el lugar en donde esté. Lamentablemente no tengo un visor para saber si José Francisco está en la gloria, pero estoy casi seguro que no juega Domino haciendo frente con Trujillo, en contra de Pinochet y Hitler, como debe estarlo haciendo en este momento El Dr. Aquel desde su morada privilegiada en el lago de azufre y fuego.