martes, junio 19, 2007

Dieron las cinco… Y no apareció

Dieron las cinco, y no apareció. Por más que quise hacerla cruzar la calle del olvido que nos mantiene en lados contrarios no pude. No se porque no llamó, ni me interesa. Me conformo con saber que no la vi, que la conversación de anoche fue estallido fortuito de “plumas de burro”; fue un ejercicio de inercia del alma; fue un intento de mí trastornado universo por creer que la tendría de frente; fue el último pataleo.

Dieron las cinco, y nada pasó, No pude tomar a Mckinney como excusa perfecta, se me daño el “Script” mental preparado para la tarde. Al carajo se fueron el helado, los abrazos y el hablado largísimo que siempre se me ocurre. Hube de bajar los escalones de la biblioteca pensando en que al salir del confort de su aire acondicionado no vería su rostro, sino que tendría que volver a pensar en la clase de estadística; en los “Jonrones” de Sammy, en los lios del senado, en mis problemas existenciales de pelotero en vías de retiro; y lo peor de todo volvería a dudar. A dudar si es ella la medida final de mi tiempo eterno, si en la tarde el sol se acostara por San Isidro y no por Haina, y si la luna se meterá bajo la sombra de una nube para que no le reproche su reciente falta de solidaridad para conmigo. ¡Ay hasta ella se toma vacaciones en junio!

Dieron las cinco y salí al mundo exterior. Pase por la facultad como un caballo con cartones a los lados de los ojos, deseando que entrara el mar y tratando de no cruzar miradas con nadie, incluso me tope con aquella rubia, la que estudia comunicación, la delgada, y para no detenerme a conversar baje el rostro como un avestruz que mete la cabeza en la arena para no mostrarte su pena al mundo; pues estaba seguro que no hubiese podido articular palabra alguna.

Finalmente dieron las cinco y treinta y no se asomó, ni siquiera vibró el celular, entonces llegue con mi pena del tamaño del hoyo del metro donde Carlos, a cambiar la mirada de sus innombrables ojos negros que sin mucho esfuerzo hacen que me olvide de Fidel, de Bush, de Chávez y de Leonel, y la sonrisa espontánea de sus labios de manzana frente a uno de mis arranques, por dos Hot-Dogs y una Coca-Cola. Con Mostaza por favor.

3 Comments:

Blogger Unknown said...

Hey Super Cool! Escribes super bien ;)

5:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No sabia k esa era una de tus cualidades. Te felicito lo haces muy bien.

9:57 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

no se si sabras otras cosas pero de escribir..... hey estas en esto. prometo sumarte leetores. haaaaaaaaaaaa una pregunta tienes un genero especifico de escritura y como se llama este. ya sè el del poema.

12:39 p. m.  

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