martes, septiembre 11, 2007

Yo pisaré las Calles Nuevamente......



Como me ha estado pasando, desde que el trabajo se hizo cargo de mis mañanas, la universidad de mis tardes y el insomnio de mis noches, me levanté con el tiempo encima y no me alcanzaron los minutos para detenerme a mirar el calendario, esto provocó que ni siquiera me percatase de cual era el número del día en el que me tocaría existir momentáneamente; debí esperar llegar al canal para luego de pasar una brega enorme detrás de un dichoso juego que no quería salir, preguntarle a Daniel el clásico: ¿A como estamos hoy? Créanme que la respuesta que me dio me tuvo todo el día esperando el momento en el que me pudiera sentar frente a un teclado a dejar salir unas cuantas impresiones.

11 de septiembre. Pensar en esa fecha fatídica por demás llama a reflexión a todos los que nos hacemos llamar humanos, ver esos dos 1 al lado de ese nueve, es cada año un llamado de atención sobre las barbaries que puede provocar el Hombre (En genérico, feministas en genérico) cuando se desborda la irracionalidad y se combina con el ansia desmedida de poder. Limitar mi indignación simplemente a lo que sucedió en la Babel de hierro hace hoy 6 años sería pecar de hipócrita. No me lo perdonaría. Hablar aquí solamente de aquel acto incalificable que dejó miles de huérfanos, cientos de madres sin hijos, decenas de viudos y que creó en la colectividad del mundo el sentimiento “Armagedonico” (No se si eso existe) de una guerra entre culturas, sería para mi faltar a la conciencia, sería hacer un ejercicio de memoria selectiva.

Expresar mi repudio solamente al terrorismo religioso Islámico que siembra el odio entre civilizaciones que tienen formas diferentes de ver la realidad me convertiría en un ser que aplaude lo mal hecho; estaría por lo tanto legitimando el terrorismo de estado, el desconocimiento a la voluntad popular, en fin los Golpes de estado. Necesariamente hablar del 11 de septiembre significa hablar de Chile, significa hablar de Víctor Jara siendo sacado de un aula de universidad para ser llevado a un campo de concentración al mejor estilo nazi, montado en medio de un campo de fútbol y luego torturado, ultrajado y ¡Vejado hasta cortarle las manos para que dejara de cantar! Es hablar de lo que se produjo en Santiago esa noche: bombas, metrallas, secuestros… es hablar de Allende; de la manera heroica en que no entregó el poder que el pueblo le había dado por la vía democrática, pero que finalmente los instrumentos de la derecha interna y externa lograron capturar luego de su muerte.

El 11 de septiembre es un día de contrastes, donde en dos acontecimientos dispares y ocurridos en lugares distintos, la misma nación es victimaria de uno y victima de otro; es un día que nos permite poner en perspectiva lo relativa que puede ser a veces la verdad y más cuando esta se propaga a través de medios de comunicación comprometidos con ciertos intereses, no espere usted ver mención alguna al golpe artero promovido desde Estados Unidos contra un presidente legalmente constituido; mientras que el atentado terrorista por demás maldito y bárbaro pero que fue el resultado de una provocación Norteamericana es recordado en todo el mundo sin la menor excepción.

Permítanme elevar una plegaría por los hijos de Estados Unidos que murieron en las torres gemelas y que hoy siguen muriendo en una guerra sin sentido; déjenme por igual rezar por los inocentes iraquíes que ha diario mueren en una confrontación que no declararon y en la cual se han visto involucrados por aquello de los intereses creados; pero sobre todo déjenme pensar y recordar a Salvador Allende y de esta manera brindar un homenaje al pueblo Chileno y su indudable vocación democrática, con aquellas palabras de Milanés que ayudan a comprender perfectamente el sentimiento que genera este fatídico día:


"Yo pisaré las calles nuevamente
De lo que fue Santiago ensangrentada
Y en una hermosa plaza liberada
Me detendré a llorar por los ausentes

Yo vendré del desierto calcinante
Y saldré de los bosques y los lagos
Y evocaré en un cerro de Santiago
A mis hermanos que murieron antes

Y unido al que hizo mucho y poco
Al que quiere la patria liberada
Dispararé las primeras balas
Más temprano que tarde sin reposo

Renaceran los libros las canciones
Que quemaron las manos asesinas
Renacerá mi pueblo de su ruina
Y pagarán su culpa los traidores

Un niño Jugará en una alameda
Y cantará con sus amigos nuevos
Y ese canto será el canto del Suelo
A una vida cegada en la “moneda”

Yo pisaré las calles nuevamente
De lo que fue Santiago ensangrentada
Y en una hermosa plaza liberada
Me detendré a llorar por los ausentes"


Letra y Musica: Pablo Milanes (Cubano)