Revolución Democrática

Últimamente la expresión que le da titulo a este escrito se ha convertido en la frase de mayor repetición en los medios de comunicación de nuestro país, estas dos palabras juntas forman la frase con la cual se identifica en un mayor grado la desfachatez de nuestro excelentisimo Señor Presidente de la República, Comandante en Jefe de las fuerzas aramadas, Lider espiritual, Dalai Lama, Hijo del Sol, Representante en la tierra del iluminado y cuantos epitetos, titulos y denominaciones a usted se le puedan ocurrir; este nuevo obejtivo, carente de toda base ideológica que no sea el nuevo Leonelismo, pretende entretener a los Dominicanos haciendonos creer que en realidad se producen los cambios estructurales que nuestra tan golpeada Patria necesita.

El proceso iniciado por el Presidente Fernandez, ni es revolución, ni es democrática. No es revolución porque no rompera con el status quo impuesto por los sectores de poder en la República Dominicana, tampoco creeara nuevas instituciones que reemplazen nuestra estructura caduca y obsoleta. Las reformas que impulsa el ciudadano gobernante no calman las necesidades de nuestro pueblo, para producir una revolución se necesita de la determinación de reformar y variar todo el aparato del estado, estableciendo un nuevo orden social y una nueva organización política. Lo que plantea el señor Fernandez es mucho menos que eso. La reforma constitucional actual que sería el inicio de la "Revolución" no toca aspectos prográmaticos, no establece una forma de distribuir las riquezas, ni le pone freno a la propiedad de bienes excesivos, tampoco establece penas mas amplias para los corruptos. Esas serian modificaciones propias de una revolución, pero como el objetivo real no es revolucionar nada; entonces nada de eso sera incluido en la revisión de la carta magna. Otro punto donde Leonel mismo niega el caracter revolucionario de su proyecto, es cuando dice que en nuestro país no se necesita una Constituyente, por entender que aquí no se quiere romper con las instituciones, sino reformar las existences, entonces a esto vienen algunas interrogantes: ¿No es el objeto de una revolución el cambio rádical de las instituciones? ¿Acaso la constiuyente que ahora el rechaza no ha sido el instrumento legitimador de la mayora de revoluciones del mundo?, estoy seguro que él posee las respuestas a estas incógnitas pero no esta dentro de sus intereses inmediatos responderlas.

La iniciativa actual tampoco es democrática. No es democractia porque en una asamblea revisora la comision encargada de la reforma la nombra el poder ejecutivo, lo cual le permite al presidente de turno, convertirse en la figura central de la reforma, asumiendo el protagonismo y generalmente tambien asumiendo el poder de decisión final sobre el destino de la misma. Tampoco sera democrática porque sencillamente esta demócracia no esta funcionando y si no se reforman los cimientos de la misma, cualquier cosa que esta realize sera ilegitimo ante los ojos de gran parte del pueblo. Para que esta revolución sea democrática, hay que cambiar estructuralmente la democracia misma, de lo contrario nos mantedremos dentro del mismo circulo vicioso de los últimos 40 años.

Luego de desmontar con postulados claros la existencia de tal revolución democrática, me queda la interrogante de que es en realidad lo que el presidente se trae entre manos, utilizando un termino que solo él, sus colaboradores cercanos y las bocinetas que tiene diseminados por todas las latitudes se atreven a defender, la verdad espero con muchas ancias y hasta un poco de curiosidad el desenlace de la "Revolución Democrática", aunque estoy casi seguro que una vez mas nos tomaran el pelo, esta vez esperemos que sea la última.