lunes, octubre 09, 2006



O jugamos todos, o se rompen las barajas.

Hoy lastimosamente fuí retirado de mi alma mater por ordenes del rector magnífico, debido a que nuestro señor presidente se dirigía a la hermosa Aula Magna a dictar una conferencia magístral sobre la reforma constitucional, en el camino hacía mi casa me puse a meditar en aquella frase que pronunciara sabiamente el Profesor Bosch en su momento talves de mayor lúcides política, el cual coincidencialmente fue tambien el momento en el cual sus posiciones fueron mas radicales y sus ideas fueron más acerca de cambiar el orden de cosas de manera brusca, que a estar consensuando y buscandole la quinta pata al gato en todos los temas de importancia para el país, como ahora suelen hacer sus discipulos mas aventajados constituidos en gobierno, mayoría parlamentaria y "reserva moral" de nuestro pueblo.


O jugamos todos, o se rompen las barajas. Esa parece ser una expresión un poco simplista de la realidad nacional, en la cual se parecen dejar de lado las complejidades del poder y al parecer solo se piensa en el logro de las metas y del desarrollo en un corto plazo; pero un análisis mas detenido de lo que esto implica nos permitira ver el real alcanze de esta afirmación. Luego de la Era de Trujillo la democracia dominicana, ha vivido en un ejercicio tambaleante con amenazas constantes y con un grupo que piensa que la forma de gobierno y de estado que tenemos es obligatoria y que sin importar la forma en que estos manejen la misma estamos practicamente atados de pies y brazos, y sentenciados a tener que aguantar todos los abusos, las tomadas de pelo y las barbaridades mas grandes, por el simple hecho de que esos son "males de la democracia" y que siempre sera peor volver atras. Tambien nos dicen los politiqueros dominicanos que las revoluciones y las revueltas además de ser traumaticas, son cosas del pasado, quimeras fuera de contexto y que la demócracia, repito con sus "males" propios es la mejor maneria de conducir el país sin importar los diaparates que en nombre de la misma cometen a diario los emisarios del poder que nos desgobiernan.


Al parecer nuestra demócracia es un mandato divino, inviolable, irreformable; es un dogma que no admite cambios y que tampoco se preocupa por mantener su vigencia. Lamentablemente esto no es tan sencillo como parece; todas las democracias cojas en algun momento sufren transformaciones, siempre existen sismas que reemplazan el mapa político, algunas las impulsa el pueblo de manera organizada, otras las impulsa una figura preponderante y una parte son producto de conflictos y de situaciones espontaneas que se producen cuando el grado de hastío es tal que todos los recursos se agotan.


Nuestro presidente tiene en este momento la oportunidad de erigirse en coloso de la democracia dominicana, de equipararse a los grandes heroes de nuestra nación, pero tambien tiene el chance de ser el último exponente de la partidocracia que nos martiriza, la bola esta en la cnacha del Peledeismo, ex-boschista en el gobierno, tienen el poder, el ejemplo de su lider, y tienen la capacidad intelectual, esperemos que sus intereses no se sigan imponiendo como hasta ahora lo han hecho a los interfes de la patria, esperemos que los teóricos empiezen a pasar a la practica con hechos consisos que hagan al pueblo creer en su proyecto; porque de lo contrario, en el juego de la demócracia donde no estamos jugando todos, se romperan mas temprano que tarde las barajas.