martes, septiembre 25, 2007


Crónica de un olvido anunciado


El número 25 cayó esta mañana inevitablemente frente al calendario de mi cuarto inmediatamente debajo de la m mayúscula que me decía impunemente que se había terminado el fin de semana largo, y era hora de salir nueva vez a realizar las faenas diarias. Desde las 8 de la mañana y hasta las 9 de la noche estuve en la calle, metido en mis propios asuntos, bregando con la lucha por la clasificación en las grandes ligas, los problemas legales de José Offerman y Mike Tyson, y uno que otro resumen de deportes que uno tiene q hacer a veces para ganarse lo del gas (por que para gasolina nunca alcanzan). A lo largo de mi largo día (y valga la rimbombancia) me quede esperando alguna expresión de parte del gobierno sobre lo que hoy se conmemora. Y me salieron raíces.

De manera inaudita llegue a mi casa sin salir del asombro que provoca el triste hecho de que un gobierno Bochista al menos por intención haya perdido la delicadeza de pronunciarse tan siquiera sobre la efeméride maldita que cumple años hoy. Es que ellos tienen sus propios problemas. Por estos días el gobierno que nos gastamos anda más metido en reelección y en promoción internacional de la figura del presidente que en resaltar los hechos históricos que han dado forma a la sociedad que tenemos hoy. El peledeismo constituido en aparato de poder se ha olvidado flagrantemente del librito del Profe, y han optado de manera sistemática, por acercarse al otro Profe, cuyos ideales y criterios sirven mucho más para mantenerse en el poder a costa de lo que sea.

Hoy ni siquiera los perredeistas hijos primogénitos, pero descarriados hace mucho del Maestro han mencionado el aniversario del golpe. Están mas concentrados en sus rebatiñas internas, en tiraderas de primera bola y en escarbar el contrato de la Sun Land. Así le han pagado al maestro. Pero aún así el olvido del PRD es hasta cierto punto perdonable en nuestra memoria de por si cortoplasista y escudados en el hecho que el PRD de hoy es más hijo de ese matrimonio raro entre Peña Gómez e Hipólito que del mismo Bosch.

Lo penoso del caso es que aún y cuando los Perredeistas pueden argumentar las razones antes expresadas, el Peledeismo reniega con una desfachatez proverbial de su herencia Bochista: se han aumentado los salarios, pretenden basar el desarrollo nacional en las obras públicas, compran dirigentes, se agencian voluntades a cualquier precio. En resumen son más Balagueristas que Bello Andino (Sin gafas oscuras claro).

Es en este escenario maldito para los ideales del profesor, que llega el 44 aniversario del golpe de estado más funesto de la historia de la nación dominicana, del acontecimiento que marcó con el sello de la bestia la democracia dominicana, esa misma democracia que hoy languidece victima de la rapacidad de los mismos discípulos del prócer de la vega. Hoy más que nunca desconoce el pueblo a Bosch, y en esta anomia de valores que vivimos es casi imposible pensar en el nacimiento de alguna otra cosa parecida en nuestro firmamento político-electorero. Actualmente tenemos que conformarnos con elegir cada 4 años entre el menos malo, con tener reformas constitucionales acomodaticias, en fin con disfrutar un experimento democrático, mejor que la dictablanda Balagueriana, pero que ha caído en una monotonía tal que nos va matando de a poco la alegría.

Sin importar cuantos cursos de locución tenga que hacer, cuantos años cumpla el Blog el día siguiente, que tan cerca estén los Yankees de entrar en los playoffs, de cuantas personas sea la escolta de Franklin Almeida, de cuantas fotos se tire Amable con el Papa, de las asambleas de las naciones unidas, de la salud de Fidel, de las veces que caiga preso O.J. Simpson y hasta de cuantas mujeres de curvilínea figura me dirijan la palabra, nunca pasará un 25 de septiembre sin que yo hable del Maestro y su estoico regimen sietemesino; aunque sus “herederos” políticos prefieran recordar al viejo que con un Alzhaimer fulminante aceptó que Balaguer le levantara la mano a su “discípulo”, y no a aquel que lleno de ira y rabia abandono el país asilado luego de un golpe de estado artero, propiciado por los mismos intereses que hoy muy gustosamente los apoyan
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